Tal vez ningún animal que haya existido ha sido más duro y resistente como lo fue el rocoso Ankylosaurus, una criatura con aspecto pétreo de once metros de largo, y entre siete y ocho toneladas de peso.
Un dinosaurio acorazado |
Hablar del Ankylosaurus es referirse al que tal vez fue el "tanque viviente" del período Cretácico, la criatura más emblemática de los acorazados tireóforos anquilosáuridos, animales cuadrúpedos que se caracterizaron por tener una verdadera coraza que les permitió enfrentarse a temibles predadores.
Esta robusta criatura se caracterizaba por tener una enorme cabeza reptiliana y dos cuernos pequeños que apuntaban hacia atrás. Su cuerpo tenía una verdadera armadura ósea con placas llamadas osteodermos. En el extremo de su cola tenía un mazo sólido que usaba para destrozarle las patas o la cabeza a los carnívoros que intentaran atacarlo. Fue contemporáneo a otros colosos como el Tyrannosaurus, Triceratops y el Edmontosaurus.
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