Durante el siglo X, los gobernantes mediavales cristalizaron uno de sus grandes deseos: dar vida a una entidad política que conservara el prestigio y magnificencia del Imperio Romano, mezclándolo con la mística y energía de los pueblos germánicos de ese entonces. Fue así como nació en Europa el Sacro Imperio Romano Germánico, también llamado Primer Reich.
Bandera y águila imperial |
El Sacro Imperio Romano Germánico se extendió desde el año 962 (coronación de Otón I) hasta el 1806 (abdicación de Francisco II). En su momento de mayor poder llegó extenderse por todo el centro y sur del viejo continente, abarcando territorios que hoy comprenden Alemania, Francia, Suiza, Austria, Países Bajos, República Checa y Eslovenia.
Como característica política más importante fue que esta organización política europea siempre mantuvo su gobierno monárquico y su tradición imperial. Su fin llegó a causa de las llamadas "Guerras Napoleónicas", cuando el emperador Francisco II abdica tras ser derrotado por las tropas de Napoleón en la épica batalla de Austerlitz.
El Sacro Imperio Romano Germánico nunca tuvo como intención llegar a ser un Estado o nación independiente, sino que solamente se enfocó en unir a una serie de reinos por medio de sólidas bases cristiano-romanas, siempre de la mano de la naturaleza germánica tanto de sus reyes como de la mayoría de su población.
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