El imponente puente Cal y Canto. |
Imponente y hermoso. Así era el Puente Cal y Canto, símbolo histórico de la ciudad de Santiago durante parte importante de los siglos XVIII y XIX. Esta maravillosa obra arquitectónica -que se destacaba por sus inconfundibles y elegantes arcos curvos, adosados a sus ocho pilares y dos pilastras estructurales- fue inaugurada el 20 de junio de 1780, constituyéndose desde ese mismo instante en un coloso emblemático de esta pujante urbe sudamericana.
Con una longitud total de 202 metros de largo, este puente fue por más de un siglo el más grande de Santiago. Cruzaba el río Mapocho de lado a lado. Esta construcción era el principal icono del barrio conocido en aquel entonces como La Chimba, que incluía las actuales comunas de Recoleta e Independencia. Fue mandado a edificar por el corregidor Luis Manuel de Zañartu, y hasta el día de hoy se le considera una de las principales obras arquitectónicas de la Historia de la ciudad.
La estructura del puente Cal y Canto estaba hecha de cal y de rocas, las cuales eran extraídas del emblemático Cerro Blanco, y de ahí justamente el nombre con el cual se le bautizó. No sólo era un puente que unía el centro de Santiago con el sector de La Chimba, sino que además en sí mismo representó un importante polo comercial. Era tan maravillosa su estructura, que no pocas veces se le consideró que era "mucho puente para el río Mapocho".
El puente y sus arcos curvos. |
Apenas un siglo después de la inauguración de este hermoso coloso de piedra, empezó a discutirse si realmente era necesario tenerlo ahí o no. Bajo el argumento que supuestamente obstruía la óptima canalización del río Mapocho, finalmente se decidió minarlo y demolerlo el 10 de agosto de 1888, llevando a cabo no sólo un acto aberrante, sino que también uno de los crímenes arquitectónicos más impresentables de la Historia de Chile.
Si bien hoy en día una de las estaciones del Metro de Santiago lleva el nombre de este otrora hermoso puente, ese homenaje póstumo en nada pudo reparar un daño patrimonial irreparable para el país, en el marco de una de las decisiones políticas y urbanísticas más inexplicables de las que se tenga memoria en nuestro país.
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