Actualmente, esta escultura labrada en piedra es uno de los símbolos más importantes de dicha ciudad helvética. Conmemora a los mercenarios caídos durante el asalto al Palacio de las Tullerías, en París.
Desde el siglo XVII, los miembros de la entonces realeza francesa eran protegidos por un grupo de aguerridos soldados mercenarios de la Guardia Suiza. Cuando estalló la Revolución Francesa en 1789, el rey Luis XVI junto a María Antonieta y sus hijos se trasladaron desde Versalles hasta el Palacio de Las Tullerías, para protegerse de los agresivos revolucionarios. En 1792, la turba vandálica se tomó este hermoso palacio, pero la guardia logró contener el asalto, dejando varias bajas entre los atacantes. Para aplacar el clima de violencia extrema, el monarca le pidió en forma expresa a los soldados suizos retirarse y salir desarmados del palacio, los cuales fueron emboscados a la salida por una multitud enfervorecida que los estaba esperando. De los 1100 miembros de la Guardia Suiza que eran, sólo 350 lograron sobrevivir a la masacre: el resto fueron decapitados, y sus cabezas fueron colgadas como advertencia en distintos puntos de la ciudad de París. Ese cruento acontecimiento histórico motivó al escultor danés Bertel Thorvaldsen a tallar en piedra un monumento que conmemorara la injusta muerte que sufrieron los heroicos militares. La obra fue financiada por un privado, y consistía en una imponente representación de un león moribundo, el cual estaba herido en el piso y posado sobre el escudo de armas de la monarquía francesa, la que había traicionado a la fiel Guardia Suiza. Junto a este enorme felino agonizante de seis metros de alto y diez de largo también es posible apreciar el emblema de Suiza, con la tradicional cruz de dicha nación.El monumento del León de Lucerna fue inaugurado el 10 de agosto de 1821, y sobre el cuerpo del titánico animal moribundo puede leerse la inscripción latina Helvetiorum Fidei ac Virtuti que significa "a la lealtad y la valentía de los suizos". La melancolía y magnificencia que irradia esta escultura labrada en piedra es tal, que incluso el destacado escritor estadounidense Mark Twain (1835-1910) elogió la imagen
del león como "el trozo de piedra más triste, conmovedor y contundente del mundo".
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