Este pájaro catartiforme perteneció a la extinta familia Teratonithidae, y su aspecto era muy parecido al de un descomunal cóndor.
Hasta ahora, no hay ninguna duda sobre cuál es el ave voladora más grande que ha existido en nuestro planeta. Esto, porque la colosal Argentavis gana por paliza a cualquier otro postulante a dicha consideración. Este pájaro catartiforme de la extinta familia de los Teratonithidae tenía una envergadura de siete a ocho metros de un extremo a otro de sus alas, estando en pleno vuelo.
Este animal prehistórico habitó en lo que actualmente es la Patagonia Argentina durante el Mioceno superior. Su aspecto era muy parecido al de un cóndor o de un buitre americano, por lo cual es muy probable que se haya tratado más bien de un pájaro carroñero que de un cazador.
Se cree que el peso de esta ave superaba con creces los setenta kilos. La especie tipo fue el Argentavis magnificiens. Además, al igual que los cóndores, tenía una fecundidad muy baja, pues la hembra apenas ponía 0.78 huevos por años, y eso que estando en su pleno apogeo de la madurez sexual y reproductiva.
Argentavis buscando carroña. |
Hasta ahora, no hay ninguna duda sobre cuál es el ave voladora más grande que ha existido en nuestro planeta. Esto, porque la colosal Argentavis gana por paliza a cualquier otro postulante a dicha consideración. Este pájaro catartiforme de la extinta familia de los Teratonithidae tenía una envergadura de siete a ocho metros de un extremo a otro de sus alas, estando en pleno vuelo.
Este animal prehistórico habitó en lo que actualmente es la Patagonia Argentina durante el Mioceno superior. Su aspecto era muy parecido al de un cóndor o de un buitre americano, por lo cual es muy probable que se haya tratado más bien de un pájaro carroñero que de un cazador.
Se cree que el peso de esta ave superaba con creces los setenta kilos. La especie tipo fue el Argentavis magnificiens. Además, al igual que los cóndores, tenía una fecundidad muy baja, pues la hembra apenas ponía 0.78 huevos por años, y eso que estando en su pleno apogeo de la madurez sexual y reproductiva.
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