sábado, 8 de enero de 2022

El suicidio de Chile

 Desde ese nefasto 18 de octubre del 2019 hemos presenciado la triste y dolorosa autoflagelación de nuestro querido país.

Casos de países que literalmente decidan "suicidarse" de un día para otro, en verdad son pocos. Si bien ejemplos como lo sucedido en Venezuela y en Siria son los más emblemáticos, lo ocurrido en Chile es especialmente complejo ya que nuestro país no venía mal, o al menos no tan mal, y ahora todo hace prever que la situación se pondrá "color de hormiga" en un futuro próximo. 

El martirio comenzó el 18 de octubre del 2019. Ese fue indiscutiblemente el punto de inflexión. Esa noche comenzó el brutal Estallido Terrorista que se extendería por seis meses, e incluso hasta hoy en día todos los viernes vuelve la violencia de los orcos en el sector de Plaza Baquedano. Sin embargo, el suicidio de Chile prosiguió y tendría impactos mucho peores. El terrorismo forzó a los políticos a hipotecar nuestra Constitución, que era justamente lo que sacaba a flote al país pese a la espantosa clase política que tenemos. Y todo eso de la mano del fruto de treinta años de adoctrinamiento de ultraizquierda en colegios y universidades al menos a tres generaciones distintas de jóvenes chilenos. 

Desde aquel terrorífico 18-O hemos visto como una seguidilla de horrores conformada por ese verdadero monstruo de cuatro cabezas ha azotado sin clemencia a nuestro país: primero el Estallido Terrorista, después el cambio de Constitución, más tarde la puesta en marcha de la desastrosa Convención Constituyente, y finalmente la elección del comunista Gabriel Boric como nuestro futuro presidente. Todos ellos, males que pudieron haberse evitado; todos ellos, males que forman parte importante del cruento y traumático suicidio de Chile. 

La verdad es que cuesta mucho ser optimista de cara al actual proceso político por el que atraviesa Chile. Con terroristas que amenazan con pautear a los políticos gracias a la violencia, con una Convención Constituyente que hace de la teatralidad y la improvisación su sello inconfundible, y con un Boric que de seguro será una marioneta del Partido Comunista, es imposible esperar buenos resultados.

Así es el triste e inquietante suicidio de Chile, el cual espero de todo corazón que no termine ni como Venezuela ni como Siria, los dos ejemplos más patentes de lo que puede pasar cuando un país -de un día para otro- decide matarse a sí mismo. 

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