domingo, 13 de febrero de 2022

El Proceso Constituyente necesita de un "plan B"

 El Rechazo de Salida sí o sí tiene que ir de la mano de una solución alternativa, que al menos permita aminorar el daño causado.

Foto: Constituyentes payasos.
Hay que decirlo: hasta ahora la Convención Constituyente ha sido un desastre total, tanto en su forma como en su fondo. El show mismo ha sido un completo esperpento, con una teatralidad que supera los espectáculos más ridículos que alguna vez se hayan visto en la política a nivel mundial. La discusión misma de los temas de fondo ha sido aún peor, incluso con constituyentes que evocan a la Unión Soviética como modelo a seguir. Hasta ahora, poco o nada que rescatar de todo este impresentable show.

Una vez dicho esto, hay que poner la pelota en el piso: es muy probable que dicha Nueva Constitución, aunque resulte ser el peor de los mamarrachos, igual será aprobada por el electorado chileno. Esto debido a que al menos tres generaciones de jóvenes (que están adoctrinados desde que eran unos niños) se encuentran por completo idiotizados y embobados por el neomarxismo, y votarán siempre en contra de todo aquello que suene a "Pinochet" (aún sabiendo que la actual Constitución ya no es la de Augusto Pinochet, sino que de Ricardo Lagos). 

Si todo se mantiene igual que hasta ahora, la Convención Constituyente presentará un texto constitucional espantoso y demagógico, el cual de todas formas será aprobado por el electorado chileno. Sin embargo, creo que aún estamos a tiempo de aminorar el daño y de evitar la catástrofe: hay que hacer que el Rechazo de Salida sí o sí vaya de la mano de una salida alternativa que no signifique que la gente tenga que optar entre la actual Constitución (la de 1980 pero que lleva la firma de Ricardo Lagos) y la futura Nueva Constitución, que será el texto demencial que presentarán los 155 convencionales constituyentes en cuestión. 

Lo ideal es que el Congreso Nacional que entra en vigencia en el mes de marzo vote para hacer que ese mismo Congreso sea el que redacte el nuevo texto Constitucional alternativo, y que "compita" con el documento que presentarán los constituyentes (muchos de ellos verdaderos analfabetos e iletrados desde el punto de vista jurídico). Y el Rechazo de Salida tiene que ser la llave que abra la puerta para que sea el Congreso el que use su potestad de ser el órgano redactor alternativo.

A esta altura, hay que hacerse la idea que Chile sí o sí tendrá una Nueva Constitución... pero la idea es que al menos esa Nueva Constitución no sea un desastre. Desde ese brutal 18 de octubre del 2019, Chile es como un avión que se va estrellando, y ya no podemos evitar el impacto final: la única opción es al menos tratar de evitar que caiga de punta, no nos queda otra. Díganle "mal menor" o como quieran decirle, pero es a lo único que podemos aferrarnos en este momento.

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