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lunes, 9 de noviembre de 2020

El Gigante de Kandahar: ¿Teoría conspirativa o un fenómeno de la naturaleza?

 El año 2002 en Afganistán, un grupo de soldados estadounidenses habrían dado muerte a un enorme humano de entre cuatro y seis metros de alto. El misterio es un enigma hasta el día de hoy.

Afganistán es un país con una geografía bastante peculiar, con dos áridos desiertos y enormes cordones montañosos. Es por eso que se trata de un lugar especialmente complejo para la supervivencia, sobre todo cuando es en medio de un conflicto bélico. Y este país sí que sabe de guerras, pues a lo largo de su historia ya le ha tocado tener enfrentamientos tanto con la Unión Soviética como con Estados Unidos. 


Durante el año 2002, cuando Afganistán era invadido por los Estados Unidos, diversas fuentes aseguran que ocurrió un suceso de características sobrenaturales, el cual es un completo misterio hasta nuestros días. En aquella oportunidad, un grupo de soldados norteamericanos asegura haber dado muerte a un gigante de unos cuatro metros, aunque otros relatos hablan que en realidad se trataría de una especie de cavernícola de seis a siete metros, el cual triplicaba la altura de un humano normal. 

Durante los días previos al hecho, los militares comentaron que habían escuchado muchas narraciones de parte de los lugareños, los cuales aseguraban que en la zona montañosa vivía un gigante o un grupo de ellos, los cuales tenían un comportamiento caníbal, es decir que comían seres humanos. Obviamente los soldados no le dieron mayor importancia... hasta toparse cara a cara con uno de esos colosos. 

Según cuentan los propios protagonistas de la historia, al llegar a la zona de las cavernas en las montañas donde supuestamente se encontraban ocultos los talibanes, les llamó mucho la atención que el lugar estaba lleno de huesos, los cuales parecían ser de origen humano. Además, dichas osamentas estaban roídas, como si alguien hubiese estado comiendo de ellas. Fue entonces cuando se les apareció frente a ellos un bestial y monstruoso gigante de más de cuatro metros, el cual era pelirrojo y provisto de una larga melena y pelo en todo su rostro, y que parecía una mezcla entre bárbaro y cavernícola. El coloso habría usado una lanza para atravesar y dar muerte a uno de los soldados, lo cual motivó al resto a abrir fuego contra él.

Lo curioso del caso fue que pese a que recibió muchos disparos, siguió en pie un tiempo antes de caer inerte. Habría estado al menos treinta segundos parado mientras le disparaban con ametralladoras, y recién después de eso cayó muerto. Uno de los militares aseguraba que el gigante olía a muerto en descomposición desde hace ya varios días, pese a que acababa de caer al piso. Además, en todas sus extremidades habría tenido seis dedos, y no cinco como los humanos. De inmediato se le empezó a conocer como "El Gigante de Kandahar", en alusión a la ciudad más cercana a aquel sitio.

George Noory, popular conductor del programa radial "Coast to Coast" entrevistó a un soldado estadounidense que aseguraba haber sido el piloto del avión Hércules C-130 que habría llevado al titán desde Afganistán hasta una base aérea en Ohio. El supuesto testigo afirma que es muy difícil referirse a la altura del gigante, ya que estaba en posición fetal cuando él lo vio. Pero sí describe que su peso se elevaba por sobre los 700 a 800 kilos. 

En diversas oportunidades el Departamento de Defensa de los Estados Unidos ha negado el hecho, y asegura que ningún militar de dicho país murió enfrentando a un gigante durante la guerra en Afganistán. Pese a ello, el relato sigue siendo un misterio en todo el mundo, y no pocos aseguran que esto es mucho más que una teoría conspirativa y fantástica.

De todos modos, este no es el primer ni el único relato de corte legendario que habla de gigantes pelirrojos. En Norteamérica se han descrito diversas historias populares al respecto sobre presuntos humanoides monumentales con pelo largo y anaranjado. Si algo tiene que ver esto con el mito del presunto titán de Kandahar, sólo es parte de este indescifrable enigma. 

Galería de imágenes: El gigante de Kandahar

 







sábado, 1 de febrero de 2020

Mitología egipcia: Anubis, el vigilante ancestral

Pocas deidades del panteón egipcio encierran tanto misterio y oscurantismo como el patrón de los embalsamadores. 
Anubis, la deidad eterna.

Oscuro y siniestro. Así era el poderoso Anubis, el vigilante ancestral y místico señor de la necrópolis dentro del panteón egipcio. Dentro de toda la mitología de esta importante civilización, tal vez ninguna otra criatura sobrenatural logró todo el renombre que el misterioso dios chacal.

Nunca se ha logrado dilucidar con exactitud cuál era el verdadero significado del nombre de Anubis. Sin embargo la explicación más razonable es que se debió a una onomatopeya vinculada al aullido del chacal. Que el dios de la muerte del antiguo Egipto tuviera el aspecto de uno de estos cánidos carroñeros no era coincidencia, ya que ambos se asocian a lo mismo: el chacal era un animal necrófago que merodeaba los cementerios, y la misión de Anubis también se vinculaba con el deceso, ya que era quien debía embalsamar a los faraones y guiar a sus almas.

Los jeroglíficos relatan que Anubis era el balsero de las almas, que llevaba a los muertos hacia el lugar en donde debían ser juzgados. Es debido a esto que también fue conocido como "El señor de la tierra sagrada" o "El señor del país sagrado".

miércoles, 29 de enero de 2020

Mitología egipcia: Ammyt, el devorador de almas

Dentro del panteón de esta cultura del norte de África existieron numerosas criaturas realmente insólitas y singulares. Acá les mostramos una de las más importantes de ellas

Si por algo se caracterizó la cultura egipcia fue por su frondosa y creativa mitología. Gran parte de su panteón politeísta poseía personajes únicos que no se repitieron en ninguna otra civilización, siendo la mayoría de ellos seres zoomorfos, con aspectos que estaban a medio camino entre humanos y bestias. Dentro de esos dioses, tal vez uno de los más extraños era Ammyt, una criatura siniestra con cabeza de cocodrilo, exuberante melena de león, patas delanteras de leopardo y traseras de hipopótamo. Pero aparte de su apariencia monstruosa, lo que en verdad hacía diferente a Ammyt era su función: era el devorador de almas, es decir era él quién decidía si los muertos ingresaban al paradisíaco Aaru junto a Osiris, o su espíritu se corrompía para siempre.

El siniestro Ammyt
Según cuentan los relatos extraídos de jeroglíficos por destacados arqueólogos, Ammyt permanecía junto a Osiris, siendo como su fiel guardián, y era él quien presenciaba la llegada de los espíritus junto a un enigmático acompañante: Anubis, una deidad con cabeza de chacal, que era el balsero de la muerte o también llamado “patrón de la necrópolis”. En su otra mano, Anubis llevaba el corazón del fallecido, el cual era pasado en una balanza bajo la atenta mirada de Ammyt. Si ese corazón espiritual pesaba más que una pluma, significaba que era impuro, y por ende Ammyt tenía que comérselo. Los muertos a los cuales Ammyt les trituraba su alma, no podrían llegar jamás al paraíso y serían castigados por siempre en un purgatorio de sufrimiento y aflicción.

miércoles, 15 de enero de 2020

Mitología chilena: Imbunche, el deforme feroz

Esta atemorizante criatura caminaba con tres extremidades: uno de sus pies y sus dos manos. Según cuenta la leyenda, era el guardián de las cuevas de los brujos. 
El aterrador Imbunche.

Probablemente ninguna criatura de la mitología chilena sea tan sobrecogedora y espeluznante como el Imbunche o Invunche, personaje legendario perteneciente tanto a la mitología mapuche como a la mitología chilota.

Según cuentan los relatos, El Imbunche (también conocido como Machucho, Butamacho o Chivato) era un ser humanoide pero completamente amorfo (de ahí su nombre, que en mapudungún significa "persona deforme"). Su cabeza estaba doblada hacia atrás y aplastada, brazos torcidos, nariz y boca de aspecto monstruoso. Además, una de sus piernas se le iba permanente al cuello, dejándole para caminar su otra pata junto con sus dos manos.

Como es de esperarse, el Imbunche no habla, sino que solamente se limita a gruñir, gritar y hacer sonidos guturales muy desagradables, pero a la vez intimidantes. Según relata la leyenda, el Imbunche es el guardián de las cuevas donde viven los brujos de la mitología chilota, y solamente sale de la cueva cuando hay una amenaza latente, y cuando alguien quiere adentrarse en ella. Cuando un visitante se topa frente a frente con esta criatura en las oscuridades del antro, su única forma de salvarse de un ataque inminente es hacerle una reverencia al horrendo ser... y besarle su asqueroso y hediondo ano.

Suele abandonar su lugar en la caverna cuando la comida escasea, y ahí cuando se ve su versión más repugnante y atemorizadora. Sus gritos aterradores siempre son señal de alguna mala noticia o una desgracia inminente.

Galería de imágenes: El Imbunche