No sería descabellado utilizar alguna clase de estrategia para lograr dar con los políticos que organizaron la revuelta vandálica en Chile, y así por fin poder meterlos presos.
En el Derecho existe una figura jurídica que es muy interesante, y que habitualmente se utiliza para dar con los cabecillas en casos de los llamados "delitos de cuello y corbata": la delación compensada, la cual no es más que la reducción y la exención de la pena a un individuo sancionado (o investigado) por alguna causa judicial, a cambio de información clave que permita hacer caer a todos sus socios -o a la mayoría de ellos- en el marco de un ilícito determinado. Si bien esta delación compensada en Chile se ha utilizado bastante para dar con los culpables en casos de colusiones, fraudes o de corrupción, no sería descabellado ponerla en práctica en la investigación de lo ocurrido durante el nefasto Estallido Terrorista. De hecho, sería una jugada maestra que podría descalabrar a toda la izquierda, y terminar incluso con políticos tras las rejas.Para nadie es un misterio que el Estallido Terrorista ocurrido en Chile no fue para nada algo espontaneo. Todos los parámetros conductuales de los orcos durante esos seis meses de caos y destrucción estuvieron perfectamente coordinados y planificados, siguiendo una hoja de ruta bastante bien establecida, que incluso se sigue aplicando hasta ahora, pero con ciertos matices. Y en vista que durante los últimos días, varios parlamentarios y constituyentes están pidiendo la libertad a "los presos de la revuelta" (a los que perniciosamente denominan como "presos políticos"), podría usarse ese mismo impulso para que los mismos delincuentes presos delaten a sus mecenas y mentores ideológicos.
De partida, hay que ser súper claros: en Chile no hay "presos políticos", sólo hay terroristas presos (que claramente no es lo mismo). Sin embargo, creo que como estrategia sería bastante eficiente ofrecerle a algunos de esos sujetos la libertad parcial o total a cambio de que aporten datos concretos y comprobables que permitan llegar a los políticos de izquierda y de ultraizquierda que claramente organizaron y maquinaron todo el Estallido Antisocial. Y en este punto hay que ser muy específico: si esos sujetos realmente quieren salir libres deberían de cooperar, entregando información como pantallazos de whatsapp, mensajes de redes sociales, el número telefónico y la fecha en que se le hubiera realizado alguna llamada, y además alguna transferencia bancaria de las que se les habría aplicado como paga por "los favores concedidos". Tal vez muchos no lo saben, pero si el gobierno de Sebastián Piñera fuera un poco más vivo podría terminar con todo el Partido Comunista y el Frente Amplio tras las rejas, y de paso hacer caer a más de alguna candidatura presidencial de la izquierda neomarxista. Sólo hay que saber ser pragmático y lograr ver la oportunidad donde claramente la hay.
Además, si uno piensa esto puede ser bastante lógico: se trata de darle una posible libertad a un par de delincuentes (con la condición de no volver a delinquir en desórdenes públicos nuevamente so pena de castigos mucho más radicales) a cambio de meter presos a más de alguno de los "peces gordos" de la revolución, que hasta ahora no se logrado pillar a ninguno de ellos. Se liberaría a un par de peones, pero para hacer caer a la reina, el rey, la torre y los alfiles. Jugada maestra.
Y les daré otro motivo por el cual el actual gobierno debe aplicar esta estrategia lo antes posible: porque si Daniel Jadue o Yasna Provoste logran ser electos presidentes, sí o sí van a liberar a todos los orcos presos, y lo harán a cambio de nada (y capaz que hasta los premien). En cambio si se les aplica ahora mismo la delación compensada, esto puede lograr ser un golpe tan radical que termine incluso con parlamentarios y constituyentes de ultraizquierda presos, golpeando brutalmente a la oposición de cara a todas las discusiones ideológicas que se vienen para nuestro Chile en los meses siguientes. Esto es una carrera contra el tiempo, y yo le recomiendo al gobierno ponerse a correrla aquí y ahora, antes de que después ya sea demasiado tarde.
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