domingo, 8 de mayo de 2022

Nueva Constitución: Una amenaza latente y real para nuestro país

 Mamarracho jurídico: Las impresionantes locuras que podría tener la nueva Constitución.

Sin exagerar, creo que en la Convención Constitucional se podrían estar sembrando las bases de una futura guerra civil en Chile. 

Desde que comenzó a funcionar la Convención Constituyente, todo en torno a ella ha sido un verdadero desastre. Primero resultó que tuvieron más de cuatro meses de vagancia, en que prácticamente no hacían nada y sólo se dedicaban a hacer homenajes a la Pachamama y a los terroristas que forzaron al Estallido Antisocial. Además durante ese tiempo hubo una serie de performances con una teatralidad inusitada y ridícula, donde incluso se vio a constituyentes disfrazados de Pikachu y de un dinosaurio azul. Sin embargo, todo eso quedaría en el anecdotario si se le compara con las atrocidades que vendrían después. 

Convención Constituyente.
La Convención Constituyente hasta ahora está edificando un verdadero mamarracho jurídico, un borrador constitucional realmente desastroso. Es así como aparecen temas como la Justicia Indígena, una medida hitleriana que podría favorecer a ciertas personas sólo en base a criterios raciales: "La Corte Suprema conocerá y resolverá de las impugnaciones deducidas en contra de las decisiones de la jurisdicción indígena, en sala especializada y asistida por una consejería técnica integrada por expertos en su cultura y derecho propio, en la forma que establezca la ley. Los sistemas de justicia indígenas solo conocerán conflictos entre miembros de un mismo pueblo originario. Los afectados siempre tendrán la opción de someter el asunto al Sistema Nacional de Justicia", relatan los artículos 24 y 24 bis. O sea, se deja abierta la puerta a tener una Justicia para unos y otra Justicia para otros, lo cual es justamente la antítesis y negación misma del concepto de Justicia (que debería de ser igual para todos). 

Pero tal vez la mayor atrocidad de todas es el artículo 21, donde se establece que "el Estado reconoce y garantiza conforme a la Constitución, el derecho de los pueblos y naciones indígenas a sus tierras, territorios y recursos. La propiedad de las tierras indígenas goza de especial protección. El Estado establecerá instrumentos jurídicos eficaces para su catastro, regularización, demarcación, titulación, reparación y restitución”. Con esta medida tan brutal, cualquier persona indígena podría reclamar para sí cualquier territorio que considere como "terreno ancestral". Y lo escalofriante de esto es que prácticamente todo Chile vendría a ser "territorio ancestral", por lo que a futuro nadie podría estar a salvo de una posible expropiación. A modo de ejemplo, un descendiente de picunches (pueblo autóctono que habitó entre el Bío Bío y el Aconcagua) podría llegar y decir que La Moneda, el mall Alto Las Condes o el Estadio Nacional le pertenece "por estar emplazado en un territorio ancestral". Y lo peor de todo es que con Constitución en mano y con un buen abogado, incluso hasta podría salirse con las suyas. Increíble pero cierto: a ese nivel de locuras demenciales estaremos expuestos si en septiembre no gana el Rechazo. 

Otra de las brutalidades que podría ir en el mamarracho jurídico que será la nueva Constitución es el artículo 4, el cual dice que "Chile es un Estado Plurinacional e Intercultural que reconoce la coexistencia de diversas naciones y pueblos en el marco de la unidad del Estado. Tienen derecho a la autonomía y al autogobierno, a su propia cultura, a la identidad y cosmovisión, al patrimonio y la lengua, al reconocimiento de sus tierras, territorios y la protección del territorio marítimo", establece la inaudita  propuesta.

A esa norma se le agrega que "es deber del Estado Plurinacional, respetar, garantizar y promover con participación de los pueblos y naciones indígenas, el ejercicio de la libre determinación y de los derechos colectivos e individuales de que son titulares". Estoy plenamente de acuerdo con eso de "Estado Intercultural", porque efectivamente Chile es un país multicultural, con chilenos autóctonos, chilenos descendientes de diversas nacionalidades, inmigrantes residentes e inmigrantes nacionalizados... ¿pero Estado Plurinacional? Eso sí que no. Un Estado Plurinacional le abre la puerta de par en par a los movimientos separatistas que quieren fracturar el país, arriesgando su identidad y sobre todo la soberanía territorial. Eso es fomentar a quienes quieren transformar al sur de Chile en el "Wallmapu", que a larga no sólo sea una nación aparte, sino que incluso un país independiente. Y lo mismo podría ocurrir en la Isla de Pascua. 

Tanto con los temas del Estado Plurinacional como con el de las futuras expropiaciones forzosas por temas étnicos y territoriales, creo que la demencial Convención Constituyente está cimentando las bases de una futura guerra civil. Y lo digo sin exagerar. O gana el Rechazo, o el futuro de nuestro país será realmente oscuro...

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