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miércoles, 30 de septiembre de 2020

Megantereon: El robusto y musculoso leopardo dientes de sable

 Este felino primitivo habitó en lo que actualmente son Eurasia, África y Norteamérica, durante el Mioceno, Plioceno y Pleistoceno.


Hablar del Megantereon es referirse al que probablemente fue el felino dientes de sable más fácil de encontrar durante los tiempos prehistóricos. Esta extinta criatura fue un género extinto de la subfamilia Machairodontinae, la cual habitaba lugares geográficamente tan distantes como Eurasia, Norteamérica y África, y además vivió durante un período temporal bastante extenso: desde el Mioceno Superior hasta el Pleistoceno Medio (siempre dentro del Cenozoico).

El Megantereon fue un mamífero muy parecido al leopardo actual, pero bastante más musculoso y robusto. Sus colmillos superiores eran enormes y encorvados, los cuales los usaba como verdaderas dagas para penetrar el cuero de sus víctimas. Atacaba en grupos, y sus presas predilectas eran los animales grandes, pero lentos y pesados, como los mastodontes. 

Respecto al número de especies pertenecientes a este género, eso es un enigma hasta el día de hoy, ya que hasta ahora se sabe de tres que sí o sí está comprobado que están circunscritas a dicha clasificación taxonómicas: Megantereon cultridens, Megantereon falconeri Megantereon whitei. A ellas se le añaden otras nueve como "posibles". 

Galería de imágenes: Megantereon

 











sábado, 5 de septiembre de 2020

Granastrapotherium: El poderoso astrapotérido que vivió en Sudamérica

 Este mamífero prehistórico vivió en lo que actualmente son Colombia, Perú y Bolivia durante el Mioceno. 


Los astrapotéridos fueron una familia extinta de mamíferos placentarios del orden Astrapotheria, pertenecientes al clado Medioungulata. Estos animales habitaron diversos puntos de Sudamérica durante la Era Cenozoica (o Cenozoico). 

Dentro de los astrapotéridos estuvo el Granastrapotherium, corpulenta criatura que habitó lo que actualmente son Colombia, Perú y Bolivia durante el Mioceno (escala temporal perteneciente al Cenozoico). Sus restos fueron encontrados en el Desierto de Tatacoa (Colombia) en 1950, siendo calificados como una nueva especie recién en el año 1997. 

La especie tipo de este género fue el Granastropotherium snorki, el cual poseía una trompa muy parecida a la de los elefantes, y cuatro prominentes colmillos (dos arriba y dos abajo). Este herbívoro fue una criatura bastante voluminosa, que fácilmente sobrepasaba las tres toneladas de peso. 

Galería de imágenes: Granastrapotherium

 




viernes, 31 de enero de 2020

Ambulocetus: El antepasado de las ballenas era un animal que podía nadar y caminar

La existencia de esta criatura extinta comprueba que los cetáceos actuales evolucionaron a partir de criaturas terrestres.
¿La primera ballena fue terrestre?

Puede sonar extraño e insólito, pero las primeras ballenas que existieron fueron seres terrestres y no acuáticos como lo son en la actualidad. Esto porque está comprobado que los cetáceos que conocemos hoy en día evolucionaron a partir de criaturas como el Ambulocetus ("ballena que camina), un curioso ser de unos tres metros de largo que era capaz de desenvolverse con igual naturalidad tanto en el agua como en la tierra.

Hasta ahora la única especie conocida que perteneció al género de los Ambulocetus fue el Ambulocetus natans, un cetáceo que existió durante el Cenozoico (hace unos 48 millones de años) en lo que hoy es Pakistán. Se la logrado determinar que la evolución de este cazador permitió la aparición de las ballenas más arcaicas.

Como dato curioso, los científicos lograron dilucidar que el Ambulocetus podía habitar indistintamente en aguas dulces o saladas, esto gracias al análisis químico minucioso que se le hizo a los dientes de esta criatura del pasado. De más está decir que era un cazador muy bien adaptado, y que probablemente esperaba a sus víctimas al borde de los charcos o lagunas, para atacarlos cuando éstos acudían a beber, igual como en la actualidad lo hacen los cocodrilos.

lunes, 27 de enero de 2020

Anisodon: El gigante apacible del Período Cenozoico

Este enorme mamífero herbívoro habitó diversos puntos del globo terráqueo por varios millones de años. 
El inmenso Anisodon.

Con 3,4 metros de altura y casi 200 kilos de peso, el Anisodon era una criatura imponente que con su sola estampa imponía respeto. Sin embargo este coloso peludo prehistórico distaba mucho de haber sido una bestia furibunda como podría haberse creído. En realidad era un gigante apacible, de movimientos lentos y pausados, que prefería esconderse ante el peligro en vez de usar la fuerza bruta.

Este animal fue uno de los miembros de la familia de los calicoterios, y podría considerarse como el pariente más cercano al enorme Chalicotherium. Ambas especies pertenecían a la familia Chalicotheriidae y se semejaban mucho físicamente, sobre todo en el aspecto caballuno de su cabeza, y en la forma del cuerpo: bastante corpulento y provisto de inmensas extremidades anteriores y cortas pero gruesas patas traseras.

El Anisodon habitó en una extensa zona geográfica, la cual iba desde lo que actualmente es Mongolia hasta España. Los restos de este herbívoro han sido encontrados principalmente en Mongolia, China y Francia. Existió por durante varios millones de años, en un período que comprendió gran parte del Plioceno, todo el Mioceno y los comienzos del Oligoceno.

Thylacosmilus: El extraño “marsupial dientes de sable”

Pese a que este animal era muy parecido al famoso “Tigre dientes de sable” (Smilodon), en realidad evolutivamente estaba mucho más cerca del canguro o del koala.

Cuando la gente habla de animales prehistóricos, usualmente se usa el apelativo “Tigre dientes de sable” para referirse a un felino muy feroz que existió entre el Plioceno y el Pleistoceno, conocido como Smilodon. Sin embargo, durante esos mismos años existió otra criatura que se le parecía bastante, tanto en su corpulencia física como en sus alargados y filosos dientes caninos: este mamífero era el Thylacosmilus. Pese a su evidente similitud, en realidad ambos eran seres muy diferentes, ya que el Smilodon era un felino, mientras que el Thylacosmilus era un súper-predador de la familia de los marsupiales, es decir no era placentario sino que criaba a sus retoños dentro de una bolsa marsupial, tal como ahora lo hacen los koalas y los canguros.

El feroz Thylacosmilus

En aquellos tiempos en que los que Sudamérica era un continente-isla, es muy probable que el Thylacosmilus haya sido el cazador más eximio de ese entonces, ocupando la punta de la cadena trófica, que lo tenía como el amo y señor de un entorno plagado de enormes herbívoros, los cuales eran tan grandes como torpes.

Según ha logrado indagar la ciencia, el ocaso del Thylacosmilus llegó cuando América pasó a ser un continente unificado, ya durante el Plioceno (en la Era Cenozoica). Fue en ese entonces cuando la fauna del norte y del sur se mezclaron, y en muchos casos comenzaron a disputarse por un mismo nicho ecológico. Así fue como al Thylacosmilus le tocó competir contra el otro “Dientes de Sable”: el Smilodon. Si bien ambas especies eran feroces y provistas de una dentadura temible, la agilidad felina del Smilodon, junto con su mayor velocidad, y la capacidad de desgarrar a sus víctimas de un solo zarpazo, terminaron por inclinar la balanza en favor del “Tigre” prehistórico, en detrimento del marsupial más voraz de todos los tiempos. De ese modo fue como la unión del continente americano pasó a ser el “comienzo del fin” para este singular animal, que se vio imposibilitado de cazar con la misma efectividad que su vecino proveniente de las tierras del norte.

jueves, 16 de enero de 2020

Ambulocetus: El antepasado de las ballenas era un animal que podía nadar y caminar

La existencia de esta criatura extinta comprueba que los cetáceos actuales evolucionaron a partir de criaturas terrestres.

¿La primera ballena fue terrestre?

Puede sonar extraño e insólito, pero las primeras ballenas que existieron fueron seres terrestres y no acuáticos como lo son en la actualidad. Esto porque está comprobado que los cetáceos que conocemos hoy en día evolucionaron a partir de criaturas como el Ambulocetus ("ballena que camina), un curioso ser de unos tres metros de largo que era capaz de desenvolverse con igual naturalidad tanto en el agua como en la tierra.

Hasta ahora la única especie conocida que perteneció al género de los Ambulocetus fue el Ambulocetus natans, un cetáceo que existió durante el Cenozoico (hace unos 48 millones de años) en lo que hoy es Pakistán. Se la logrado determinar que la evolución de este cazador permitió la aparición de las ballenas más arcaicas.

Como dato curioso, los científicos lograron dilucidar que el Ambulocetus podía habitar indistintamente en aguas dulces o saladas, esto gracias al análisis químico minucioso que se le hizo a los dientes de esta criatura del pasado. De más está decir que era un cazador muy bien adaptado, y que probablemente esperaba a sus víctimas al borde de los charcos o lagunas, para atacarlos cuando éstos acudían a beber, igual como en la actualidad lo hacen los cocodrilos.

martes, 14 de enero de 2020

Thylacosmilus: El extraño “marsupial dientes de sable”

Pese a que este animal era muy parecido al famoso “Tigre dientes de sable” (Smilodon), en realidad evolutivamente estaba mucho más cerca del canguro o del koala.

Cuando la gente habla de animales prehistóricos, usualmente se usa el apelativo “Tigre dientes de sable” para referirse a un felino muy feroz que existió entre el Plioceno y el Pleistoceno, conocido como Smilodon. Sin embargo, durante esos mismos años existió otra criatura que se le parecía bastante, tanto en su corpulencia física como en sus alargados y filosos dientes caninos: este mamífero era el Thylacosmilus. Pese a su evidente similitud, en realidad ambos eran seres muy diferentes, ya que el Smilodon era un felino, mientras que el Thylacosmilus era un súper-predador de la familia de los marsupiales, es decir no era placentario sino que criaba a sus retoños dentro de una bolsa marsupial, tal como ahora lo hacen los koalas y los canguros.

El feroz Thylacosmilus

En aquellos tiempos en que los que Sudamérica era un continente-isla, es muy probable que el Thylacosmilus haya sido el cazador más eximio de ese entonces, ocupando la punta de la cadena trófica, que lo tenía como el amo y señor de un entorno plagado de enormes herbívoros, los cuales eran tan grandes como torpes.

Según ha logrado indagar la ciencia, el ocaso del Thylacosmilus llegó cuando América pasó a ser un continente unificado, ya durante el Plioceno (en la Era Cenozoica). Fue en ese entonces cuando la fauna del norte y del sur se mezclaron, y en muchos casos comenzaron a disputarse por un mismo nicho ecológico. Así fue como al Thylacosmilus le tocó competir contra el otro “Dientes de Sable”: el Smilodon. Si bien ambas especies eran feroces y provistas de una dentadura temible, la agilidad felina del Smilodon, junto con su mayor velocidad, y la capacidad de desgarrar a sus víctimas de un solo zarpazo, terminaron por inclinar la balanza en favor del “Tigre” prehistórico, en detrimento del marsupial más voraz de todos los tiempos. De ese modo fue como la unión del continente americano pasó a ser el “comienzo del fin” para este singular animal, que se vio imposibilitado de cazar con la misma efectividad que su vecino proveniente de las tierras del norte.