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miércoles, 11 de noviembre de 2020

Yowie: El inquietante y enigmático Bigfoot australiano

 Esta extraña criatura forma parte del folclore popular del país oceánico, sobre todo de aquellos lugares boscosos y alejados de la civilización.


Australia es uno de los países más grandes y despoblados del mundo. En aquella vasta nación oceánica hay enormes zonas que se encuentran completamente deshabitadas de cualquier asentamiento humano. De este modo, no es extraño imaginarse que este factor, sumado a la siempre prolífica imaginación de los lugareños, haya derivado en una serie de relatos y leyendas de corte mitológicas que resultan ser increíbles. 

Dentro de todo lo que es la mitología australiana, tal vez uno de los personajes más inquietantes es el Yowie, criatura misteriosa de la que incluso hay una serie de fotografías de dudosa procedencia circulando en internet, pero que a la vez jamás han podido ser descartadas ni catalogadas como falsas. Y eso es lo que hace aún más inquietante la ficción en torno a este extraño monstruo.

El Yowie es descrito como una mezcla entre humano y gorila, muy similar a los relatos que existen sobre el Bigfoot en Norteamérica, el Yeti en los Himalaya, y el Kunk en las zonas andinas de Sudamérica. Las escasas personas que aseguran haberlo visto lo describen como un personaje imponente y muy musculoso, cuyo aspecto fornido resulta en verdad inquietante. Nadie se ha topado frente a frente con él, porque los pocos que lo han fotografiado han optado por la lógica opción de esconderse o huir, antes de tener un encuentro cercano con una criatura semejante. 

Además, la mitología australiana también tiene otro Yowie en su bestiario, pero en este caso se trata de una criatura diametralmente distinta: un monstruo aterrador y gigante, que parece ser un siniestro mutante, híbrido entre un lagarto y una hormiga. Sea como sea, ambos Yowie son seres enigmáticos y aterradores, que forman parte importante del folclore ancestral de uno de los países más recónditos del planeta. 

Galería de imágenes: Yowie

 






martes, 30 de junio de 2020

Wakaleo: El astuto león marsupial del Mioceno australiano

Este animal extinto medía unos 80 centímetros de largo, y se cree que era un intrépido cazador.
Wakaleo: Un marsupial agresivo.

Astuto, ágil e intrépido. Así fue uno de los predadores más exitosos que existió en Australia durante la Prehistoria. Este animal se llamaba Wakaleo, el cual pese a su aspecto de felino era un marsupial bastante emparentado con los wombats actuales.

Tanto el Wakaleo como su pariente cercano el Thylacoleo pertenecían al grupo de los llamados "leones marsupiales", los cuales eran predadores de aspecto felino pero anatómicamente marsupiales. La diferencia entre ambos era el tamaño, pues el Wakaleo medía 80 centímetros de largo, mientras que la longitud del Thylacoleo era de 1,2 metros.

El Wakaleo existió durante el Mioceno superior, hace ya unos 16 hasta 10 millones de años. Hasta ahora se conocen tres especies diferentes pertenecientes a este género.

Galería de imágenes: Wakaleo








lunes, 13 de abril de 2020

Kunbarrasaurus: El rocoso dinosaurio del Cretácico australiano

Este animal extinto existió hace 119 hasta 113 millones de años. Perteneció al orden de los ornitisquios y al infraorden de los anquilosaurianos.
El macizo Kunbarrasaurus.

Los tireóforos anquilosaurianos fue el infraorden de los dinosaurios más duros y resistentes que alguna vez pisaron la Tierra. Estas rocosas criaturas estaban cubiertas de una potente armadura que protegía casi todo su cuerpo. Dentro de esta clase de ornitisquios estaba el Kunbarrasaurus, un anquilosáurido de tamaño pequeño, pues solamente medía entre 4 y 6 metros de largo.

El Kunbarrasaurus fue un dinosaurio que habitó Australia durante el período Cretácico, hace unos 119 hasta 113 millones de años. Este cuadrúpedo herbívoro poseía la característica de tener la bóveda craneana casi plana, además de tener una serie de protuberancias óseas conocidas como osteodermos, los cuales en su conjunto le permitían resistir los embates de diversos predadores, e incluso de otros individuos de su misma especie.

Hasta ahora solamente se ha logrado hallar una sola especie dentro de este género: el Kunbarrasaurus ieversi, descubierto en el año 1989. Su nombre proviene del idioma mayi (autóctono de una tribu de esa parte de Australia), en el cual la palabra kunbarra significa "escudo". El nombre propio de la especie ieversi es por Ian Ivers, quien realizó el descubrimiento.

Galería de imágenes: Kunbarrasaurus





sábado, 22 de febrero de 2020

Meiolania: La brutal tortuga primitiva que tenía cachos

Este quelonio con cornamenta vivió durante el Oligoceno hasta el Holoceno, extinguiéndose recién hace unos dos mil años.
Un quelonio impresionante.

Hace apenas unos dos mil años dejó de existir uno de los géneros de tortugas más impresionantes que haya pisado la faz de la Tierra: el Meiolania, un quelonio gigante de casi tres metros de largo, el cual estaba provisto de una cola gruesa y robusta, y además poseía una imponente cornamenta con grandes cuernos laterales. Sus cachos eran muy parecidos a los de un toro, lo cual le brindaba una apariencia casi demoníaca.

Cuatro fueron las especies que componían el género Meiolania, las cuales eran Meiolania brevicollisMeiolania platyceps, Meiolania mackeyi Meiolania oweni. Todas ellas habitaron en Australia y Nueva Caledonia durante el Oligoceno y el Holoceno. Son consideradas las tortugas terrestres más grandes que han existido en nuestro planeta, superando ampliamente en tamaño a los actuales galápagos.

Galería de imágenes: Meiolania








miércoles, 5 de febrero de 2020

Lydekkerina: La arcaica y poco conocida criatura de principios del Triásico

Este tetrápodo anfibio existió hace ya unos 251 a 247 millones de años. Sus restos fueron desenterrados en Sudáfrica y Australia.
El Tetrápodo del Triásico.

Si bien el Período Pérmico fue la era dorada de los tetrápodos temnospóndilos sobre la faz de la Tierra, muchos de estos animales existieron hasta bien adentrado el período Triásico. Uno de ellos fue el Lydekkerina, el cual existió durante el Triásico temprano (o inferior), apareciendo hace 251 millones de años y extinguiéndose hace aproximadamente unos 247 millones de años.

Este animal prehistórico fue descubierto en 1889, encontrándose sus vestigios tanto en Sudáfrica como en Australia. Si bien la mayoría de los temnospóndilos eran anfibios, el Lydekkerina era básicamente una criatura terrestre, aunque vivía en lugares con bastante humedad.

Fue un ser de tamaño intermedio, llegando a medir hasta un metro de largo en el caso de los individuos adultos. La especie tipo es el Lydekkerina huxleyi, nombre que rinde homenaje a los biólogos y naturistas ingleses Richard Lydekker y Henry Huxley, quienes participaron por separado en la descripción de este tetrápodo primitivo.

martes, 28 de enero de 2020

Isla Ball: El sorprendente hogar de los insectos más raros del mundo

Este islote, también conocido como "La Pirámide Negra", es uno de los lugares más enigmáticos del mundo. Ubicado frente a las costas australianas, se trata de un sitio casi sacado de un cuento de terror

La imponente Isla Ball o Pirámide Negra

En pleno océano Pacífico, y frente a las costas de Australia, surge en medio del mar una imponente y escarpada montaña de 562 metros de altura. Esa es la impresionante isla Ball, o "La Pirámide Negra", la cual tiene un largo de apenas 300 metros. Se trata de una fantástica formación geológica, la cual al ser observada con detención resulta ser la empinada prominencia de un gigantesco monte marino.

Este islote fue descubierto en 1788 y forma parte del archipiélago de Lord Howe. Debido a lo pronunciado de su cúspide, y a la peligrosidad para subirla, fue recién en 1979 cuando una primera expedición logró llegar hasta su punto más alto, y colocar la bandera australiana en su cima. Sin embargo, esa gira y otras más sirvieron para corroborar lo que ya muchos pensaban: que el peñón estaba totalmente deshabitado.

Así, pasaron varios años, hasta que una nueva expedición de carácter científico se encargó de derribar el mito: la isla Ball sí estaba habitada, pero no por personas sino que por unos extraños e impresionantes insectos. Este islote, que a simple vista parece ser un siniestro lugar proveniente de la frondosa imaginación de un escritor de cuentos de terror, es un sitio en donde el tiempo se detuvo por los caprichosos azares del destino. Fue así como guardó su mayor secreto por décadas, hasta que en el año 2001 los exploradores David Priddel y Nicholas Carlile se encargaron de develar el misterio: el descubrimiento de la identidad de los inquilinos de la Pirámide Negra resultó ser un extraordinario hallazgo para la ciencia.
Los extraños insectos

Un grupo de 24 seres parecidos a palotes de más de 12 centímetros fueron encontrados en esa visita del año 2001. Pero lo más insólito de todo es que esa especie de insectos (Dryococelus australis) estaba considerada ya como extinta en ese momento, por lo cual se pudo constatar que efectivamente la isla Ball no sólo era un paraje asombroso, sino que también era un túnel a través del tiempo en donde aún subsistían criaturas arcaicas y recónditas.

De los 24 insectos encontrados, se sacaron cuatro (dos machos y dos hembras) para ser criados en cautiverio y así asegurar la conservación de una especie que se creía extinta. Mientras tanto, los otros 20 permanecieron en la isla para tratar de incrementar su reducida población, mientras el gobierno australiano colaboró con su parte limitando el acceso al islote sólo para fines medioambientales y de carácter científico.

domingo, 26 de enero de 2020

Australovenator: El cazador cretácico que vivió en Australia

Hasta ahora se conoce sólo una especie perteneciente a este género extinto de la Era de los Dinosaurios.
Australovenator: un gran corredor.

Hace unos 95 millones de años existió en la actual Australia un dinosaurio cazador de poco más de 2 metros de alto y 6 a 7 metros de largo que recibió el nombre de Australovenator wintonensis ("Cazador el Sur de Winton"). Si bien esta criatura era un feroz predador, hay que decir que sus dimensiones eran muchísimo más reducidas que las de otros terópodos del período Cretácico.

El Australovenator wintonensis es hasta ahora la única especie tipo del género extinto Australovenator, es decir si bien hay otros dinosaurios que físicamente eran parecidos, no se le conocen parientes directos dentro de su escala evolutiva.

Dentro de las características anatómicas del Australovenator está la cualidad de que su osamenta era bastante ligera, llegando a pesar solamente unos 500 kilos (muy poco para un animal de su tamaño). Eso sumado a que sus patas eran largas y musculosas, lo hacía un velocista por excelencia, llegando a ser considerado como "el guepardo de su época". Además tenía la particularidad de poseer las patas anteriores (o brazos) mucho más desarrollados que en otros terópodos (como el enorme Tyrannosaurus rex), por lo que es muy probable que usara sus afiladas garras activamente como un instrumento de pelea, para con ellas reducir a sus víctimas antes de darles el golpe de gracia con sus poderosas fauces.

miércoles, 15 de enero de 2020

Los impresionantes súper pájaros de la Prehistoria

Hace millones de años existió un grupo de aves no voladoras realmente desarrolladas, que alcanzaron dimensiones que los hacían verse imponentes. Algunos de los representantes más grandes fueron el Kelenken, el Dromornis y el Titanis. En su mayoría eran criaturas omnívoras, es decir comían vegetales, pero principalmente se alimentaban de carne, ya sea gracias a la cacería o actuando como carroñeros. 
Aves primitivas gigantes.

Si bien actualmente un ave como el avestruz africana nos puede parecer enorme con sus 2.8 metros de altura y sus 120 kilos de peso, esas dimensiones no son comparables a las de las titánicas aves primitivas que alguna vez poblaron el planeta. 

La mayoría de estos pájaros bestiales existieron durante el Mioceno, hace unos 15 a 5 millones de años. Aunque algunos también permanecieron más tiempo, llegando incluso hasta el Plioceno. Tal vez el más brutal representante de las aves gigantes de la Prehistoria fue el Dromornis, aunque también otros colosos de este grupo fueron el Kelenken, Titanis, Brontornis, Gastornis y Phorusrhacos

-Dromornis: Vivió en Australia a principios del Plioceno y finales del Mioceno. Era un ave enorme y muy corpulenta, ya que medía más de tres metros de altura y pesaba unos 500 kilos, es decir media tonelada de músculo y hueso. Era un gran corredor, por lo que sin dudas fue un carnívoro que se supo colocar en el tope de la pirámide trófica de su Ecosistema. 

-Kelenken: Ave primitiva enorme que vivió en la Patagonia argentina hace unos 15 millones de años (Mioceno). Medía unos tres metros de alto y es considerada el ave con la cabeza más grande que ha existido: ¡70 centímetros de pura cabeza!
Colosos plumíferos.

-Titanis: Ave primitiva corredora que vivió durante el Plioceno y Pleistoceno en Norteamérica. Medía unos 2.5 metros de alto y pesaba por lo menos 150 kilogramos. Fue la última gran ave carnívora en extinguirse ya que fue recién hace unos 15 mil años que dejó de existir. 

-Brontornis: Conocido como "El Pájaro del terror", habitó la Patagonia de Argentina durante el Mioceno. Era un ave corredora muy robusta, que medía 2.8 metros de alto y pesaba unos 400 kilos. 


-Phorusrhacos: También fue denominado "Pájaro del Terror". Al igual que el Brontornis y el Kelenken, vivió en la Patagonia de Argentina durante el Mioceno. Medía 2,5 metros de alto y pesaba al menos 130 kilos. 

Koolasuchus: El voraz temnospóndilo cabezón del Cretácico

Este animal es uno de los anfibios más grandes que ha existido. Fue un feroz predador de más de cinco metros de largo. 

Hace unos 120 millones de años existió en Australia un ser prehistórico aterrador, que llegó a ser uno de los predadores más feroces del Mesozoico australiano. Este fue el Koolasuchus, género extinto perteneciente al grupo de los temnospóndilos tetrápodos.
El terror de los pantanos. 

Esta bestia del Cretácico fue el único integrante de su familia, por lo que se puede asegurar que en dicho género sólo existió una especie tipo: el Koolasuchus cleelandi. Es considerado uno de los anfibios (pertenecía a la clase Amphibia, como todos los temnospóndilos) más grandes y agresivos que hayan existido.

El aspecto del Koolasuchus era bastante peculiar, pero a la vez inquietante. Con un largo de más de cinco metros y una cabeza enorme (e incluso desproporcionada en relación a su cuerpo), parecía un monstruo sacado de un libro de mitología más que una criatura del mundo real. Sin embargo, una de sus cualidades más llamativas es que solamente medía 30 centímetros de alto, lo que hace pensar que su estrategia de caza era la emboscada, abalanzándose sobre sus víctimas mientras caminaban en pantanos poco profundos cuando de seguro no esperaban un ataque de esas características.

No es de extrañar que su comportamiento haya sido muy parecido al de los cocodrilos actuales, pasando gran parte del día sumergido, o solamente con los ojos afuera del agua. Era un cazador que hacía del arte del camuflaje su mejor aliado a la hora de conseguir comida.

Galería de imágenes: Koolasuchus